El emprendedor Guillermo Söhnlein, cofundador de OceanGate, la empresa que operaba los viajes a los restos del Titanic del sumergible siniestrado, rechazó esta jornada algunas críticas sobre la seguridad de la compañía al considerar que esas personas no disponen de «toda la información» para poder opinar.
En declaraciones a la emisora británica BBC Radio 4, Söhnlein, estadounidense de origen argentino, que dejó la empresa hace diez años, aunque aún posee una participación minoritaria en ella, dijo que aquellos que comentan sobre asuntos relativos a las condiciones de seguridad del sumergible siniestrado Titán no están «totalmente informados».
«Las personas no hacen más que equiparar certificación con seguridad e ignoran los 14 años de desarrollo del sumergible Titán», lamentó.
Según él, «cualquier experto que sopese esto, incluyendo a (el director James) Cameron, también admitirá que no estaban cuando se diseñó el sumergible, durante el proceso de ingeniería del sumergible, durante la construcción del sumergible y, con seguridad, tampoco cuando se llevó a cabo el riguroso programa de pruebas al que se sometió el sumergible».
Söhnlein consideró que lo ocurrido había supuesto «una trágica pérdida para la comunidad de exploración oceánica» si bien apuntó que cualquiera que trabaje en el océano «conoce el riesgo de operar bajo tal presión y sabe que en un momento determinado corre el riesgo de sufrir una implosión de este tipo».
Este jueves, tras conocer que el sumergible había implosionado, el director de la película Titanc, James Cameron, comentó que «me llama la atención la similitud con el propio desastre del Titanic, en el que el capitán fue advertido repetidamente sobre la presencia de hielo delante de su barco y, sin embargo, se dirigió a toda velocidad hacia una zona helada».
El director de cine, que ha descendido hasta los 3.800 metros de profundidad donde se encuentran los restos del Titanic, recalcó que «muchas personas» habían mostrado su preocupación por la empresa OceanGate Expeditions porque «lo que estaban haciendo era demasiado experimental y necesitaba ser certificado».
Los restos del aparato fueron encontrados por un vehículo dirigido por control remoto operado por el buque canadiense Horizon Arctic y posteriormente expertos determinaron que «son consistentes con una implosión catastrófica», es decir, una rotura y hundimiento provocados por la mayor presión del exterior.