Un hito en materia ambiental se concretará este miércoles 31 de mayo, puesto que se realizará el cierre de la Fundición Ventanas, dependiente de Codelco, en la bahía de Quintero.
Este histórico avance, que va a la par con las demandas de los ciudadanos de dichas localidades, se dará, paradójicamente, bajo una alerta sanitaria, luego de que más de 400 personas presentaran síntomas de intoxicación en los últimos días.
El gobernador de la Región de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, valoró esta medida, aunque emplazó al Ejecutivo a “terminar con el extractivismo, con las zonas de sacrificio, requieren de una política ambiental de mayor musculatura, de mayor energía”.
En tanto, el gerente de operaciones de la Fundición Ventanas, Pablo Bohle, señaló que este cierre se da “con la tranquilidad del deber cumplido, el orgullo de haber fundido el cobre para Chile, proceder a detener el Convertidor Teniente”.
La ministra de Medioambiente, Maisa Rojas, señaló para El País que esta determinación “disminuirá sustancialmente las emisiones de dióxido de azufre (SO2)y, con ello, una fuente importante de contaminación”.
Además, dijo que “estamos ejecutando un plan de acciones, entre las que se cuentan la aprobación de una nueva red pública de monitoreo de calidad del aire, la reciente publicación de la nueva norma primaria de calidad del aire para el benceno y la puesta en marcha de nuevos equipos para medir contaminantes”.
Esta fundición comenzó sus operaciones en 1964, y bajo el Gobierno de Ricardo Lagos, fue transferida a Codelco (2005), con un aumento sostenido en la emisión de dióxido de azufre, material particulado y arsénico. Para un país extractivista como el nuestro, este cese de las operaciones es, sin duda, un hito en materia ambiental.
En tanto, de los 350 trabajadores, un 58% optó por adelantar su jubilación, un 25% por recibir capacitaciones para trabajar en la planta de refinería de la división y el 17% por ser reubicado en otros asentamientos de la minera.
Por otro lado, los cerca de 400 subcontratados conservarán su empleo durante el proceso de cierre que, según estimaciones, tardará unos cinco años.