Saray de los Reyes, una joven comprometida con las causas sociales, se ha convertido en un rostro destacado de la comunidad de Isla Negra. A sus 30 años, es presidenta del Comité de Vivienda de Isla Negra, un cargo que asumió con la misión de revitalizar la organización y luchar por uno de los derechos fundamentales de todo ciudadano: la vivienda digna.
Saray, madre de dos hijos y residente de Isla Negra, ha estado involucrada en el movimiento social desde temprana edad. A lo largo de su vida, ha observado de cerca las dificultades que enfrentan muchas familias en el litoral, especialmente en lo que respecta a la solución habitacional. Al asumir la presidencia del comité, se comprometió a reactivar esta organización que había estado inactiva por un tiempo.
«El Comité de Vivienda de Isla Negra estuvo en pausa, pero logramos reunir a los socios antiguos y darle un nuevo impulso. Actualmente contamos con 90 integrantes, aunque en su momento llegó a tener más de 200 personas», explica Saray.
El acceso a una vivienda digna es un derecho que está consagrado en la Constitución chilena, pero la realidad es mucho más compleja. Para muchos, este sueño se convierte en una lucha de años. Saray sabe bien que este proceso puede ser largo y lleno de obstáculos, pero se mantiene firme en su misión.
El problema de la vivienda no es exclusivo de Isla Negra, sino que se extiende a toda la provincia. Las dificultades que enfrentan los dirigentes para gestionar y avanzar en los proyectos de vivienda son enormes. «La vivienda propia es un derecho, pero el proceso para conseguirla es extenuante. Son muchos los dirigentes que llevan años en esta lucha», comenta Saray.
Además de su labor en el comité, Saray ha tenido que enfrentarse a otros desafíos relacionados con la vida en el litoral. Como madre de un niño diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA), ha vivido en carne propia las deficiencias del sistema de salud. Su hijo ha estado meses sin recibir los medicamentos que necesita debido a problemas de coordinación entre los servicios de salud locales.
Saray destaca que no solo en la vivienda, sino también en la salud, las garantías constitucionales muchas veces no se cumplen. La falta de acceso oportuno a medicamentos y atención médica especializada es un problema recurrente en el litoral, lo que ha afectado directamente a su familia.
«Llevamos alrededor de seis meses enfrentando este problema con la entrega de medicamentos. Hemos pasado de un centro de salud a otro, sin respuestas claras», señala. Esta situación ha puesto en evidencia las carencias en el sistema de salud, sobre todo en zonas alejadas de las grandes ciudades.
El trabajo de Saray no solo representa a las familias de Isla Negra, sino también a muchas mujeres y madres que, como ella, luchan por los derechos de sus hijos y por una mejor calidad de vida. Su papel como líder en el Comité de Vivienda es crucial, ya que su objetivo es que más familias accedan a una vivienda digna en un entorno en el que la burocracia y los largos tiempos de espera dificultan el proceso.
«Es importante que la juventud se involucre en estos temas, porque son problemas que afectan a todos. La vivienda, la salud y la educación son derechos fundamentales y debemos luchar por ellos», concluye Saray.
Su historia es un ejemplo de perseverancia y compromiso, y su labor en Isla Negra representa una luz de esperanza para muchas familias que siguen esperando que sus derechos se hagan realidad.
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