Preocupación existe entre los científicos por los cambios que ha tenido el litoral de Chile en los últimos años, debido a los altos niveles de erosión y el aumento del nivel mar producto del cambio climático.
La erosión costera afecta al 86% de las playas entre Arica y Chiloé, fenómeno el cual se duplica cada dos años.
La directora del Observatorio de la Costa, Carolina Martinez, señala que «las playas con mayores tasas de erosión corresponden a aquellas de ensenada, donde se desarrollan extensos litorales arenosos, asociados a antiguos campos dunares y humedales costeros».
Debido a lo anterior existen varias playas que cuentan con altos niveles de retrocesos en sus costas por sobre los 1,5 metros por año entre las que se encuentran:
- Hornitos (R. Antofagasta)
- Tongoy (R. Coquimbo)
- Algarrobo (R. Valparaíso)
- Horcón (R. Valparaíso)
- Cartagena (R. Valparaíso)
- Los Molles (R. Valparaíso)
- Santo Domingo (R. Valparaíso)
- Puertecillos (R. O’Higgins)
- Pichilemu (R. O’Higgins)
- Matanzas (R. O’Higgins)
- Lebu (R. Biobío)
De acuerdo con el libro «Hacia una Ley de Costas: bases para una gestión integrada de áreas costeras», uno de los casos más preocupantes es el de la bahía de Algarrobo, debido a las intensas marejadas presentes en el lugar desde 2015, registrándose retroceso de hasta cuatro metros por año.
En esa misma línea, Martínez proyectó que «las áreas con mayor erosión para 2042 serían el norte y sur de la bahía, afectando al humedal de Cartagena y a la playa El Tabo».
El texto sostiene además que si bien siempre se han registrado marejadas desde hace varios años, el potencial impacto de estas es mucho mayor debido al acelerado desarrollo urbano, económico y demográfico de nuestro país.
Sumado a lo anterior, los procesos de cambio climático, la sequía prolongada y las intervenciones humanas han afectado directamente el suministro de sedimentos a las playas, los cuáles son transportados a lo largo de la costa por las olas, corrientes marinas o caudales de ríos.