nube molecular masiva

Nube molecular masiva hallada cerca del sistema solar

Un grupo de astrofísicos de la Universidad Rutgers-Nuevo Brunswick ha hecho un descubrimiento sin precedentes: una nube molecular masiva ubicada sorprendentemente cerca del sistema solar. El hallazgo, publicado recientemente en la revista Nature Astronomy, revela la existencia de una gigantesca estructura de gas y polvo, nunca antes vista, a tan solo 300 años luz de la Tierra.

Esta distancia, aunque inmensa para cualquier escala humana, es considerada cercana en términos astronómicos. De hecho, se trata de una de las estructuras más grandes y densas del cielo, y la más cercana de su tipo jamás detectada en las inmediaciones del Sol.

¿Qué es una nube molecular masiva?

Las nubes moleculares son regiones del espacio compuestas principalmente por hidrógeno molecular y polvo interestelar. Estas formaciones frías y densas son el lugar donde nacen las estrellas y, eventualmente, los sistemas planetarios.

La nube molecular masiva recién descubierta ha sido bautizada como Eos, en honor a la diosa griega del amanecer. Según los investigadores, Eos es especialmente significativa porque se encuentra justo en el borde de una zona conocida como la Burbuja Local, una cavidad del espacio interestelar que contiene el sistema solar y está llena de gas caliente y difuso.

Una nube de 3.400 veces la masa del Sol

Los científicos estiman que Eos posee una masa equivalente a 3.400 veces la del Sol. Además, su tamaño es colosal: se extiende por un área equivalente a 40 veces el ancho de la Luna vista desde la Tierra. A pesar de estas dimensiones, permaneció invisible durante mucho tiempo.

La razón de su invisibilidad tiene que ver con las limitaciones de los métodos tradicionales. Normalmente, las nubes moleculares se detectan a través de emisiones de radio e infrarrojo. Sin embargo, Eos tiene una naturaleza particularmente oscura, lo que dificultó su observación con estas técnicas.

Una técnica revolucionaria en astronomía

El equipo de Rutgers empleó un nuevo método para identificar esta nube: la detección directa de emisión ultravioleta lejana proveniente del hidrógeno molecular. Se trata de la primera vez que se descubre una nube molecular usando este tipo de fluorescencia UV.

Blakesley Burkhart, astrofísico principal del estudio, explicó que este enfoque puede cambiar radicalmente la forma en que entendemos el medio interestelar. “El uso de la técnica de emisión de fluorescencia ultravioleta lejana podría reescribir nuestra comprensión del medio interestelar, descubriendo nubes ocultas a lo largo de la galaxia e incluso hasta los límites más lejanos detectables del amanecer cósmico”, señaló.

¿Es un peligro para la Tierra?

A pesar de su tamaño y cercanía, los científicos aseguran que Eos no representa ningún peligro para la Tierra. Las simulaciones y cálculos publicados indican que esta nube se encuentra en un estado estable y se está desintegrando lentamente. Se estima que se fotoevaporará en unos 5,7 millones de años, un proceso en el cual la radiación destruye las moléculas, disipando progresivamente la nube.

Por lo tanto, no hay riesgo de colisión o interacción directa con nuestro planeta o el sistema solar.

Una oportunidad única para la ciencia

Este descubrimiento no solo abre nuevas puertas para estudiar la formación de estrellas y planetas, sino que también ofrece un laboratorio natural cercano. Los astrónomos podrán observar con mayor precisión cómo evolucionan las nubes moleculares, algo que hasta ahora solo podía hacerse con ejemplos mucho más lejanos o difusos.

“Cuando observamos a través de nuestros telescopios, vemos sistemas solares enteros en proceso de formación, pero no conocemos en detalle cómo ocurre eso”, explicó Burkhart. “Nuestro descubrimiento de Eos es emocionante porque ahora podemos medir directamente cómo se forman y disocian las nubes moleculares”, añadió.

¿Cómo afecta este hallazgo al estudio del cosmos?

Uno de los aspectos más relevantes de Eos es su ubicación en los bordes de la Burbuja Local. Esta zona es una especie de vacío interestelar que abarca nuestro sistema solar. Que una nube molecular masiva como Eos esté situada justo al borde sugiere que esta burbuja podría haber influido en su formación o evolución.

Además, el hallazgo pone de manifiesto lo poco que conocemos del espacio inmediato. A pesar de estar dentro de nuestra vecindad galáctica, esta estructura permaneció oculta durante siglos. Esto sugiere que podrían existir muchas más nubes moleculares similares, esperando ser detectadas con nuevas técnicas.

La importancia del hidrógeno molecular

El hidrógeno molecular (H₂) es el componente principal de las nubes moleculares. Su detección mediante fluorescencia UV representa un salto tecnológico significativo. Esta técnica no solo es más sensible, sino que permite ver a través del polvo interestelar que bloquea otros tipos de luz.

El uso de esta herramienta permitirá explorar otras regiones del espacio con mayor profundidad. En palabras del astrónomo Thavisha Dharmawardena, coautor del estudio: “Con esta técnica, podemos mirar más allá de las limitaciones anteriores y estudiar regiones oscuras que antes eran invisibles.”

Futuras investigaciones

El descubrimiento de Eos ya ha despertado interés en diversos observatorios alrededor del mundo. Se espera que en los próximos años se utilicen telescopios espaciales y terrestres para realizar observaciones más detalladas de esta nube molecular masiva.

Entre los próximos pasos, se incluyen estudios de su composición química, dinámica interna y su interacción con la Burbuja Local. Estos datos podrían proporcionar pistas valiosas sobre los procesos que regulan el nacimiento de nuevas estrellas y los entornos donde surgen sistemas planetarios.

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